Vivir porque sí, porque ni siquiera me molesto en matarme.
Porque ni siquiera eso me atrae.
Vivir esperando que algún día aparezca una pizca de interés o un rasguño de emoción o incentivo por algo.
Casi por inercia.
Esperar que los días sean todos iguales.
Buscar cosas para hacer, no por placer sino para evitar el dolor que me supone seguir respirando